Didáctica - Tema 4
TEMA 4
La evaluación
en el aula de lenguas extranjeras: evaluación inicial, formativa y final. Uso
de descriptores (rúbricas).
¡Hola a todos/as!
En esta entrada compartiré con vosotros/as los
aspectos teóricos y prácticos que más me han llamado la atención del tema 4, La evaluación en el aula de lenguas
extranjeras. Según García Ramos (1989), la evaluación es «una actividad o proceso sistemático de
identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos
educativos, con el objetivo de valorarlos primero y, sobre dicha valoración,
toma decisiones». Personalmente, creo que es una muy buena definición de lo que
debería ser la evaluación, pero la experiencia demuestra que esto está muy lejos de ser la
realidad de las aulas.
Tradicionalmente, el alumnado ha sido ‘juzgado’
por un examen final en el que lo único que se demostraba es su capacidad
memorística y el aprendizaje real se dejaba completamente de lado. En los
últimos años, se está intentando acabar con esta concepción anticuada de la
evaluación. Para poder progresar en este ámbito, es imprescindible que el
profesorado cambie su mentalidad y comience a realizar correctamente los tres tipos de
evaluación: inicial o diagnóstica, formativa y sumativa o final. Cada una de ellas tiene unas
funciones, unos propósitos y todas son importantes.
Durante este tema, también pudimos
familiarizarnos con las rúbricas, un
instrumento de evaluación que contiene una serie de criterios coherentes para
el trabajo del alumnado y que incluye la descripción de los niveles de calidad
de actuación de esos criterios. Se utilizan para evaluar tanto procesos como
productos y consiguen que las herramientas de evaluación pasen de ser juicios
sobre el aprendizaje a pruebas de este mismo.
Una vez vista la teoría, pasamos a la práctica
y creamos nuestra propia rúbrica para evaluar la tarea de mediación que
habíamos hecho en el tema 5. En los mismos grupos de trabajo, tuvimos que
decidir qué criterios evaluar, qué escala de utilización utilizar y cómo crear
descripciones adecuadas a la tarea que tenía que realizar el alumnado. Personalmente,
lo más difícil fue, por un lado, decidir qué criterios serían los más acertados
para esta actividad en concreto y, por otro lado, crear las descripciones, ya
que es muy fácil confundir una rúbrica con un baremo o una escala y acabar
dándole más importancia a la cantidad de la que debería tener.
Nuestra actividad, como ya comenté en la
entrada anterior, consistía en dos partes. La primera eran dos ejercicios en
los que tenían que hacer tres preguntas sobre aspectos de la cultura inglesa
que desconociesen y otras tres que una persona inglesa podría hacerles a ellos/as sobre la cultura española. A partir de estas preguntas se realizaría un debate
en clase para trabajar la producción oral. La segunda parte consistía en una
redacción en la que se esperaba que profundizasen más en una de las preguntas
que hubieran puesto en los ejercicios anteriores. Nuestra rúbrica estaba
pensaba para evaluar ambas partes y, por ello, pensamos que los
criterios más adecuados serían: estructura, contenidos, aspectos culturales y
participación y oralidad. Personalmente, creo que es una herramienta muy útil
para que el profesorado obtenga información real de cómo está progresando el
alumnado y para que los/as alumnos/as sepan lo que se les va a exigir y qué elementos
tienen que tener en cuenta para conseguir buenos resultados.
Para trabajar el tema de la evaluación,
recuperamos de nuevo la actividad de mediación y, a partir de la parte teórica
que vimos en clase, tuvimos que contestar a las siguientes preguntas:
En nuestro caso, pensamos que la actividad
formaría parte de la evaluación formativa porque así el alumnado podría recibir
feedback descriptivo de los que
aspectos que ya domina y de los que necesita mejorar. Así, en nuestra
actividad, el alumnado diseñará la rúbrica con la profesora, de tal modo que
los objetivos y la forma de evaluación estará clara y a su disposición desde el
primer momento. Tendrán que utilizar la rúbrica para evaluar trabajos de otros
años y así comprobar que verdaderamente entienden lo que se espera de ellos. Además,
durante las sesiones pensamos en utilizar diversas técnicas vistas en clase
como las exit passes, la ‘mejor
versión’ o las reuniones para proporcionar feedback.
En definitiva, durante estas sesiones he
aprendido mucho sobre la evaluación, en general, y especialmente, sobre
la evaluación formativa. Existe una gran variedad de técnicas y recursos que podemos
utilizar en nuestro día a día, que son muy sencillas y que nos ayudan a obtener
información muy importante sobre el progreso de nuestro alumnado. Además, estas
técnicas ayudan a que el alumnado sea responsable de su propio aprendizaje y a hacerle ver que los errores que pueda cometer no son más que una oportunidad de aprendizaje y no algo malo y de lo que deba sentirse 'avergonzado'. Para terminar, os dejo unos enlaces que creo
que os pueden resultar de interés. ¡Un saludo!
Cano, E. (2015). Las rúbricas como instrumento de evaluación de competencias en
Educación Superior: ¿uso o abuso? Disponible en: https://www.ugr.es/~recfpro/rev192COL2.pdf
Esteve, O. y Arumí, M. (2015). La evaluación en el ámbito de las lenguas
extranjeras: hacia la autoevaluación. Disponible en: http://www.xtec.cat/~ilopez15/materials/ambitpedagogic/avaluacio/evaluacionenlenguasextranjeras.pdf
Pastor, S. (2003). “La evaluación del proceso
de aprendizaje de segundas lenguas”. En Perspectivas
teóricas y metodológicas: lengua de acogida, educación intercultural y
contextos inclusivos. Madrid: Consejería de Educación (pp. 503-514).
Disponible en: http://segundaslenguaseinmigracion.com/ense_anzal2/EvaluacionPastor.pdf
¡Hola Miriam, compañeras y compañeros!
ResponderEliminarEnhorabuena por tu entrada, es una gran recopilación de la información tratada en clase sobre la evaluación y las rúbricas. Me parece muy interesante que en vuestra actividad hayáis optado por la creación de la rúbrica con el alumnado ya que, como bien dices, es una buena forma de implicarlo en el proceso; al fin y al cabo, en la educación, los/as discentes son los/as protagonistas.
Además, creo que es una idea muy original el permitirle al alumnado utilizar esa rúbrica con trabajos anteriores para que se familiaricen con su contenido, aprendan a usar una rúbrica y comprendan de qué manera vosotras - como docentes - los/las evaluaréis siguiendo esta herramienta. En mis años como estudiante de instituto, nunca he tenido acceso a las rúbricas que el profesorado utilizaba para evaluarnos y/o calificarnos; hubiese sido de gran ayuda haber tenido la oportunidad de conocerlas o de, incluso, crear una entre el grupo aula y el/la docente para así, luego, saber qué se me pedía y cómo debía enfocar mis trabajos según esa herramienta. Con la formación que estamos recibiendo sobre cómo debemos involucrar al alumnado en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, espero que mis futuros alumnos y alumnas tengan experiencias diferentes a las que yo viví en mi etapa estudiantil.
¡Un saludo!
¡Qué tal Miriam!
ResponderEliminarEnhorabuena por la sintetización tan clara y concisa que nos acabas de hacer de algunos de los elementos del tema; en verdad, los blogs nos van a resultar una herramienta muy útil en el futuro próximo, cuando seamos docentes. Gracias a ellos, podremos recuperar lo aprendido en el máster sin tener que leernos miles de diapositivas y documentos, para lo cual dudo que vayamos a tener tiempo.
En la línea de tu entrada, he de confesar que yo no conocía el concepto de rúbrica hasta hace unos meses, que empezamos el máster, y desde entonces me pregunto cómo se han popularizado tan recientemente. Me parece un gran recurso para el profesorado, ya que no solo nos guía para evaluar de una forma más sencilla, sino que también nos sirve para explicarle la evaluación al alumnado o a cualquier tercera persona (sin dar lugar a problemáticas). Además, en general, son fácilmente adaptables, de forma que una rúbrica general nos sirve para evaluar muchas pequeñas actividades.
Asimismo, me parece una herramienta muy justa de cara a nuestro grupo-aula, ya que aparte de conocer todos los aspectos que vamos a evaluar, pueden participar en su selección. De hecho, creo que una de sus principales ventajas es la negociación de la rúbrica con el alumnado, ya que les hace más activos en su aprendizaje y permite que sepan exactamente qué hacer y que consideren más relevante su tarea. Además, también puede mejorar la relación entre el alumnado (evitando disputas por considerar la evaluación de alguien 'injusta') y entre el alumnado y la profesora, que es muy importante para el ambiente del aula.
Finalmente, una de las cosas que más he valorado del máster, en especial de las sesiones de Cristina, es que nos se nos haya enseñado cómo usar estas herramientas y cómo crearlas, ya que su elaboración no es nada fácil. Al contrario que otros conceptos más teóricos o anticuados, será algo que utilicemos frecuentemente (espero) en las sesiones de clase.
Enhorabuena de nuevo y ¡buena suerte con las prácticas!